Soy afortunada. Soy una mujer rica. Soy privilegiada.
Todo esto lo descubro y constato a diario, no por las fortunas económicas - que no existen - ni por las comodidades que tampoco existen siempre (inviernos a veces sin calefacción central, sólo leña). Pero, a pesar de estos detalles, mi vida transcurre con una serie de comodidades que doy por hecho: electricidad, agua corriente y caliente, red inalámbrica, WC y bañera, etc.
Mis riquezas, fortunas y privilegios vienen dadas por poder vivir mi vida como quiero manteniéndome fiel a mis valores; valores que, a su vez, puedo transmitir a mis hijos. Pero de alguna manera estoy atada por el tipo de vida que he escogido y, me he dejado atar con hipoteca y estilo de vida.
Hace unos días, por la mañana estaba conduciendo un Vardo (caravana) Romani tirado por un enorme y bellísimo Clydesdale llamado Bob, para devolverlo a su campamento de origen acompañada por Barny - dueño de ambos. Al mediodía conduje un coche hasta el aeropuerto de Manchester y, por la tarde iba en avión de regreso a casa. Fue una sensación peculiar ir de transporte en transporte haciendo un viaje por el tiempo en un solo día.
Después de pasar una semana en el pueblo de mi abuela en Gales, he tenido la suerte de estar en un campamento gitano con mis mellizos y conocer personas de un calibre humano altísimo. Barny fabrica la mayoría de sus caravanas; verdaderas obras maestras. Su mujer Katus (de padre Checo) es músico, cantautora y ayuda a su pareja en el negocio de caravanas que mantienen en verano para turistas, como yo, y cuida de su hijo de tres años. Pese a tener un viejo pajar alquilado (sin electricidad, agua corriente ni lavabo), prefieren dormir en una de sus caravanas. Prefieren la vida sobre ruedas cuya energía se genera con la potencia de uno o dos caballos. Junto a ellos vive Franck, francés de origen, que vive en su caravana a motor y que cuida de los caballos cuando Barny y Katus se ausentan.
Su forma de vida se adapta absolutamente a la naturaleza que les rodea junto a su manada equina compuesta por Bob, 3 Gypsy Cobs, 2 Fell Pony, sus gallinas y gallo y los gatos.
En una caseta de madera hay el WC, situado en el bosque, que se opera con tierra y ceniza y una bañera en otra caseta cuya agua se calienta con leña en invierno que a su vez cliente la caseta y una bombona de gas para el verano. El agua provine del campo de al lado donde viven los caballos. El salón está situado afuera. Durante el día las vistas son espectaculares y por la noche se está calentito al lado del fuego cubierto por una manta espesa de estrellas.
Tienes todas las comodidades necesarias y compartes tu comida, tu vida y tu conversación entrespecies.
Desayuno compartido.
El día transcurre como en cualquier parte, recogiendo leña para la comida y la noche, llenando el cubo del WC con las cenizas de la noche anterior, lavando la ropa a mano, atendiendo a los caballos, recogiendo los huevos y cocinando sobre una hoguera…
A los 3 días de estar en el campamento estático nos pusimos en marcha para cambiar de campamento. Acompañados de Barny y Bob, recorrimos carreteras, puentes y campos viendo la vida pasar ante nuestros ojos al ritmo de los tranquilos y poderosos pasos de Bob. Barny nos dejó solos y montamos campamento. Atendimos a Bob, que se quedaba en el prado con nosotros y donde nos quedaríamos 2 días hasta trasladarnos a otro campamento para una noche más antes de regresar a casa.
Todos los prados en Inglaterra están vallados, o bien por arbustos que plantan, cuyo espesor evita que salga ganado de cualquier tipo, o bien por muros de piedras. Así que siempre puedes irte de paseo tranquilamente o caminar a la población más cercana a por comida y dejar a tu caballo seguro.
En los campamentos no hay nada excepto agua, que tienes que ir a buscar, cuatro palos que sostienen una lona por si llueve y unas sillas. La caravana lleva una cesta con utensilios de cocina básicos. Lo demás te lo montas tú. En la vida a tiempo caballo hay tiempo para todo: darse un baño en el río, jugar a cartas, al atardecer visitar el círculo de piedras Druidas a solas, contar cuentos por la noche, y pasar tiempo con Bob y curando una heridas en las orejas causadas por unas moscas.
Barny y su familia abandonan su actual campamento y emprenderán un viaje muy largo a medidos de Septiembre. Atravesarán Inglaterra (ellos ahora están al Noroeste), y cruzarán Francia promocionando el cuarto CD de Katus. Con suerte igual deciden venir a España donde ya tienen un campamento asegurado en mi casa. Además de realizar unas vacaciones a tiempo caballo, hemos hecho amistad con una gente maravillosa que adoran a sus caballos, gatos y gallinas y que se niegan a vivir estáticamente porque, la vida sobre ruedas ofrece libertad y plena integración con la naturaleza.
Confieso que me dan envidia.
¿Que nos impulsará a complicar nuestra existencia con tanto afán?